Diversidad cultural y de género

Diversidad cultural y de género

miércoles, 16 de diciembre de 2009

La situación de las mujeres en el mercado laboral


Podemos decir que la igualdad formal entre mujeres y hombres es una realidad casi
generalizable a todos los contextos, al menos en nuestro entorno cultural. Sin embargo, tanto el
análisis cuantitativo como el cualitativo de las cifras estadísticas ponen de manifiesto las
grandes diferencias que existen entre la población masculina y la femenina, siendo las mujeres
las que se encuentran en una situación de inferioridad y de discriminación en casi la totalidad
de los casos.
Concretamente, en el mercado laboral, la situación de discriminación se constata a través
de numerosos aspectos: las mujeres ocupan distintas ramas de actividad económica respecto
a los hombres, perciben un salario inferior, su tasa de desempleo es muy superior, tienen
peores contratos, suelen trabajar más a tiempo parcial. En definitiva, se incorporan al mercado
de trabajo en condiciones inferiores a los hombres. Esto es, a pesar de que en el momento
actual las mujeres tienen un nivel de formación elevado, constituyendo la generación femenina
mejor preparada de todos los tiempos, y de que se han integrado plenamente en el mundo
laboral.
Las diferencias entre hombres y mujeres son incluso más llamativas en los cargos de
mayor responsabilidad. A medida que se asciende en el nivel jerárquico de las empresas, la
presencia de las mujeres se reduce al tiempo que aumenta la de los hombres, siendo en
algunos casos total. La ausencia de las mujeres en los estamentos de poder de las
organizaciones laborales privadas o públicas es un indicador de discriminación que impide que
la mitad de la población participe en el planteamiento de necesidades a resolver, en las
negociaciones, en las acciones a plantear, en definitiva, en la toma de decisiones importantes
del entorno socioeconómico.
Esta situación de discriminación de género, además de atentar contra los derechos
humanos y la justicia social, invisibiliza el potencial de las mujeres y desaprovecha el talento
que pueden ofrecer al ámbito de la dirección. En favor de las propias organizaciones, de las
mujeres y de la sociedad en su conjunto, es necesario lograr una verdadera equidad de género
potenciando la promoción y permanencia de las mujeres en todos los niveles jerárquicos de las
organizaciones sociales, económicas y políticas.

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